domingo, julio 30, 2006

Taller #1

Verte así de repente, ay! que extraño todo esto. Claro, tú por tu parte escondes la cara y te largas a llorar con tu amiga creyendo que no te veo, es imposible no verte con ese abrigo rojo que tanto te gusta, o te gustaba ya no lo sé. Pero sigo tu juego porque sería incapaz de saludarte, vete y ¿qué hacer? la salida fácil, como siempre, parece que va en mí eso de huir de las cosas, comprar lo primero que veo en el mostrador, naranjas escarchadas, una tontera, bien sabes que no me gustan y ahí están ahora, llenándose de hormigas mientras yo tomo la máquina, el café y el cigarro y te escribo otra de esas cartas que nunca te voy a entregar.
¿Qué nos pasó? Es extraño darse cuenta que compartimos tanto tiempo pero tan poco de nosotros. Extraño encontrarte en el café donde tantas veces nos vimos y no ser capaz de saludarte, y saber que lloras pero que no me lo dirás jamás.
La otra noche, esa en que llovió y no pude ir al Club me quedé leyendo las primeras cartas que te escribí y no te entregué, cuando todavía estaba todo bien, o parecía estar bien pero yo por dentro tan lleno de dudas, de cosas que no te dije y que escribía pensando que así se arreglaría todo. Pensaba cómo habría cambiado esta historia si te hubiese pasado las cartas.
Ay querida! un día de estos tiro la máquina por la ventana porque de tanto escribirte te voy extrañando y ya es tiempo de que comience a olvidarte, ya es tiempo de que la bese a ella, cierre los ojos y deje de ver tu rostro.
No es justo ¿sabes?, no es justo para ninguno de nosotros que te aparezcas cada tanto y me mires con esos ojos de no sé y me quede yo con tu fantasma rondando, y después te escribo y lejos de alejarte lo que único que hago es mantenerte presente.
No es justo ¿sabes? que el papel de la máquina se termine como en un complot contigo y me deje con tanta cosa atorada, un café frío, un cigarro sin fumar y naranjas escarchadas cubiertas de hormigas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario