
Desde luego las discusiones no versan en absoluto sobre golondrinas, como puede comprobarlo cualquiera que entienda el idioma de los dos tártaros.
[62/Modelo para Armar; Julio Cortazar]
-De todos los que conozco, usted es el más cronco- dice Calac.
-Y usted el más petiforro -dice Polanco-. Me llama cronco a mí, pero se ve que nunca se ha husnado la cara en un espejo.
-Lo que usted busca es pelearme, don -dice Calac.
Los dos se huesnan con una mulga tremenda. Entonces Polanco saca una tiza y dibuja un zote en el piso.
-Usted es el más cronco -dice Calac.
-Y usted el más petiforro -dice Polanco.
Calac tora el zote con la suela del zapato. Parece como si estuvieran a punto de amafarse.
-Usted es el más cronco -dice Calac.
-Y usted el más petiforro -dice Polanco.
-Lo que usted busca es pelearme -dice Calac.
-Usted me toró el zote -dice Polanco.
-Yo se lo toré porque usted me motó de petiforro.
-Y lo moto de nuevo, si vamos a eso.
-Porque usted es un cronco -dice Calac.
-Un cronco es mucho más que un petiforro -dice Polanco.
Polanco saca un trefulgo del bolsillo y le pega a Calac que no se remune.
-Ahora usted me va a rebuyar lo de que soy un cronco -dice Polanco.
-Yo a usted le rebuyo cualquier cosa y le toro cualquier zote -dice Calac.
-Entonces yo le amafo este trefulgo en el mondongo.
-Lo mismo usted será un cronco.
-Y usted un pobre petiforro.
-Y a un cronco como usted se le toran todos los zotes aunque saque un trefulgo de seis estrellas.
-Yo a usted este trefulgo se lo amafo -dice Polanco que lo huesna pegadísimo-. A mí nadie me tora el zote ni me anda motando de cronco.
-La culpa de lo que pase la tendrá usted que me motó primero -dice Calac.
-Primero me motó usted -dice Polanco-. Yo entonces lo contramoté como correspondía y usted me toró el zote y me rebuyó lo de que soy un cronco.
-Yo se lo rebuyí porque usted me huesnó primero.
-¿Y usted por qué me toró el zote?
-Yo se lo toré porque usted me estaba huesnando feo, y a mó no me huesna ningún petiforro aunque saque un trefulgo.
-Ya está bien, ya está bien -dice Juan-. Parece una sesión de la conferencia del desarme en Ginebra, te lo digo de primera fuente.
-El trefulgo ese, ¿nunca se lo amafaste? -pregunta mi paredro, que siempre se hace el que está al tanto.
-Avisá -dice Polanco-. Ponele que después se me herrumbre, con lo que me cuesta tenerlo en forma. Las armas es cosa delicada, che!.
-Mi pecho sería la vaina de plata que no merece esa porquería -dice Calac-. Andá, ponétela de vuelta en el bolsillo que lo que más le gustan son las pelusas.
-Y usted el más petiforro -dice Polanco-. Me llama cronco a mí, pero se ve que nunca se ha husnado la cara en un espejo.
-Lo que usted busca es pelearme, don -dice Calac.
Los dos se huesnan con una mulga tremenda. Entonces Polanco saca una tiza y dibuja un zote en el piso.
-Usted es el más cronco -dice Calac.
-Y usted el más petiforro -dice Polanco.
Calac tora el zote con la suela del zapato. Parece como si estuvieran a punto de amafarse.
-Usted es el más cronco -dice Calac.
-Y usted el más petiforro -dice Polanco.
-Lo que usted busca es pelearme -dice Calac.
-Usted me toró el zote -dice Polanco.
-Yo se lo toré porque usted me motó de petiforro.
-Y lo moto de nuevo, si vamos a eso.
-Porque usted es un cronco -dice Calac.
-Un cronco es mucho más que un petiforro -dice Polanco.
Polanco saca un trefulgo del bolsillo y le pega a Calac que no se remune.
-Ahora usted me va a rebuyar lo de que soy un cronco -dice Polanco.
-Yo a usted le rebuyo cualquier cosa y le toro cualquier zote -dice Calac.
-Entonces yo le amafo este trefulgo en el mondongo.
-Lo mismo usted será un cronco.
-Y usted un pobre petiforro.
-Y a un cronco como usted se le toran todos los zotes aunque saque un trefulgo de seis estrellas.
-Yo a usted este trefulgo se lo amafo -dice Polanco que lo huesna pegadísimo-. A mí nadie me tora el zote ni me anda motando de cronco.
-La culpa de lo que pase la tendrá usted que me motó primero -dice Calac.
-Primero me motó usted -dice Polanco-. Yo entonces lo contramoté como correspondía y usted me toró el zote y me rebuyó lo de que soy un cronco.
-Yo se lo rebuyí porque usted me huesnó primero.
-¿Y usted por qué me toró el zote?
-Yo se lo toré porque usted me estaba huesnando feo, y a mó no me huesna ningún petiforro aunque saque un trefulgo.
-Ya está bien, ya está bien -dice Juan-. Parece una sesión de la conferencia del desarme en Ginebra, te lo digo de primera fuente.
-El trefulgo ese, ¿nunca se lo amafaste? -pregunta mi paredro, que siempre se hace el que está al tanto.
-Avisá -dice Polanco-. Ponele que después se me herrumbre, con lo que me cuesta tenerlo en forma. Las armas es cosa delicada, che!.
-Mi pecho sería la vaina de plata que no merece esa porquería -dice Calac-. Andá, ponétela de vuelta en el bolsillo que lo que más le gustan son las pelusas.
Te copié un post. Me gusta mucho cuando ponés a Cortázar. Saludos
ResponderBorrarVale de Revolución.
P.s Un abrazo