Fue en la selva, en la amazonia ecuatoriana. Los indios shuar estaba llorando a una abuela moribunda. Lloraban sentados, a la orilla de su agonía. Un testigo, venido de otros mundos, preguntó: - ¿Por qué lloran delante de ella, si todavía está viva? Y contestaron los que lloraban - Para que sepa que la queremos mucho.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario