lunes, junio 28, 2010

nº 1

Queridísimo, podríamos decir que estamos tal y donde empezamos...
Vos enredado igualísimo, sólo que en ese momento yo no lo sabía, no lo dijiste y estuvo bien, no tenías por qué, esperabas que los fantasmas se fueran, pero te atacaron, te asustaron y te tienen blanco de miedo.
Yo enredada igualísima, sólo que no te quise contar, porque para qué, porque mejor decirte lo que quería ser, estable, sola, tranqui, disfrutando, porque yo no estaba ni ahí con esos fantasmas, los mandé a la cresta el con cariño y la ternura que merecían.
Fue entonces, donde empezamos, a enredarnos nosotros, a alejarnos de tus fantasmas, de los míos, a disfrutarnos única y exclusivamente nosotros. Nos descubrimos, nos sorprendimos, nos deleitamos, nos enamoramos, nos encantamos, nos acostumbramos, nos dejamos algunos días, nos pillaron los fantasmas.
Primero a vos, no te culpo, no podrías haberlo evitado, las causas te fueron cercando, cotidianas e invencibles una vez más, jamás olvidamos esos fantasmas, sólo nos alejamos, entonces nada que hacer, no te podría pedir claridad porque yo tampoco la tengo, no te podría pedir actuar de una u otra forma, porque no tengo claro que yo en tu lugar hubiese hecho las cosas de forma distinta, no voy a tirar la piedra.
Quisiste negarlo, tampoco te culpo por eso, de cierta forma fue una forma tuya de no creer que era realmente un problema, una vuelta varios pasos atrás, pero se volvió insostenible, tuviste que reconocerlo, te obligué a reconocerlo, y nos desenredamos.
Ahora yo querido, vuelta atrás de nuevo, vuelta a no entender nada, vuelta a no saber, vuelta a no poder siquiera conversarlo porque es demasiado delicado, demasiado profundo.
Me parece que el único avance es que ahora cuento con vos, que cuentas conmigo... pero para eso tienes que volver, y vaya uno a saber qué bolsa de gato nos espera de cuando vuelvas...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario