Qué pena compañera, no haberte siquiera conocido
y no dudar de ti, mujer, compañera
Qué injusta es la vida hoy
Qué nudo es este que aprieta mi gargánta
se come las palabras, las deja en un limbo en el que no existimos ya
mujer, florece y semilla
y que tus semillas den los frutos
que habrán de alimentar nuestras almas
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