Taller #2

Hay pocas cosas que recuerdo con claridad y creo que ese día es uno de aquellos, en realidad no lo creo, estoy seguro de eso.
Recuerdo que ni siquiera traté de huir porque te pensaba incapaz de hacerlo, no sé porqué sentía una confianza infinita hacia a ti, quizás por tu aire europeo, por tu camisa a cuadros siempre muy pulcra y el olor a colonia de marca, quizás porque Alicia te admiraba y mi madre hablaba de vos como su hijo.
Pero ahora me doy cuenta ¿eh? que eras un hujodeputa sin vuelta, que nada era al azar, ni la colonia, ni los zapatos lustrados, menos aún Alicia.
Por eso me acuerdo tan bien de ese día, en que pasaste a ser mi pseudo hermano mayor a ser mi objeto de venganza. Si fuera creyente te diría que pasaste del cielo al infierno, pero no soy creyente.
Mirá, desde ese día te persigo y lo sabes, porque hay cosas que no tolero y últimamente esa cosa eres tú, no sacas nada con ir huyendo desesperado, con viajar y cambiarte el nombre, sabes que siempre iré atrás tuyo como tu sombra, y que como ella llegaré a ti de noche y sin luna.
No te miento, hubo un tiempo en el que pensé que había sido mi culpa, ese error infantil de andar espiando lo que no me corresponde que me llevó a descubrir tu maldad. Pero esos fantasmas de culpa siempre terminan por irse y ahí entiendo que nada justifica lo que hiciste, nada le da sentido, ni razón, ni lógica alguna.
Seamos breves y dejémonos de palabras, ya no hay nada que puedas hacer, el perdón no existe y lo sabes.
Por eso te voy a matar a vos, a vos y te hablaré con este acento que nunca toleraste. Te voy a matar con el rostro descubierto ¿sabes? no como vos que sos un cobarde, un gran cobarde que intentando huir de su destino trató de matarme cuando era un niño, con capucha para que no te reconociera, pero esos ojos, esa rabia en tus ojos te delató Borges, por eso voy a matarte, y no podrás volver a despertar nunca más de este sueño. Nunca más.