De pronto siento mi cuerpo desnudo y bañado en sudor frío, comienzan a temblarme las rodillas y parece que me voy a caer, siempre es igual, busco un lugar apartado donde sentarme o, en el peor de los casos, donde apoyarme, me quedo quieta y trato de calmar mi respiración. Entonces empiezan a aparecer las imágenes, a sucederse con infinita rapidez. Un hombre grande, groseramente sucio y desnudo, hay días en los que llega hasta mí ese olor a alcohol, cigarro y sudor que llevaba impregnado. No dice nada, nunca dice nada, pero me mira siempre con la misma mirada, no sé bien cómo describirla, pero me da miedo, mucho miedo.
Todo pasa en una fracción de segundo, son sólo imágenes y mi cuerpo que reacciona a ellas, la piel que se me estremece y los músculos de las piernas y la espalda que se tensan.
Ahora voy sintiendo sus manos, es terrible, siento como agarran mis pechos con burdo placer y bajan y toman mis piernas, mi entrepierna y comienza a lamer mi sudor, mi cuello y se detiene en los pechos, lame mis pezones con animal instinto mientras brutalmente me separa las piernas que yo tenía congeladas del miedo y del asco, me duele, pero a él no le importa.
El asco se apodera de mí y trato de mantener los ojos abiertos para no volver a su imagen, pero aún no aprendo a huir de las sensaciones, de sentir que en ese momento él se detiene de su desenfrenado acto de lamer mis senos y con una violencia que sólo parece buscar hacerme daño comienza a penetrarme una y otra vez, y siento el jadeo en mi oído y me duele, una y otra vez y ese olor repugnante, una y otra vez y me hace daño y yo no quiero, una y otra vez, una y otra vez y entonces viene lo peor porque la imagen aparece nuevamente y no puedo huir de ella, pero ya no es ese rostro desconocido, sino que es mi padre, una y otra vez….. una y otra vez…
este sí es bueno...
ResponderBorrar