Escribir puede ser también ir arriando un fantasma, acorralarlo con las palabras, acosarlo con las comas, acribillarlo a puntos seguidos y apartes. Escribir es salir corriendo del escritorio y llegar mucho, mucho más allá. Al sin palabras que es la conjunción perfecta.
Escribir es casi saltar la cuerda y la felicidad de las cosquillas en la guata, escribir es necesario, es terriblemente necesario.
Por eso quizás, no escribo esta noche, no juego a la escondida ni canto canciones a medias.
Ya quemé mis fantasmas en un sueño aislado. Ya no preciso de las palabras para volver a la libertad. Quizás el silencio sea más honesto, quizás el silencio sea más sabio.
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