la muerte no es injusta
pero resulta fácil decirlo cuando al muerto no lo carga uno
la muerte resulta casi cotidiana
cuando se transforma en el motor por el cual construimos en vida
sin el temor a la muerte
quizás nos dejariamos estar por siempre
pero llega ella,
traza una línea final en un punto del tiempo que desconocemos
y hay que irle jugando en contra
hay que irle metiendo goles
hay que demostrarle que a pesar de su innegable existencia
sabemos vivir
y cuando nos llega la rabia de la muerte ajena
tenemos que ser lo suficientemente astutos
para encausarla en nuestro vivir
para demostrarle a la historia
que esa vida
no fue en vano
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