sábado, junio 20, 2009

Yo tenía una historia

Yo tenía una historia por ahí, la empecé hace unos años en unas vacaciones cerca de Bariloche, cuando hacía como que extrañaba a alguien a quién llamé Abel, pero estaba extrañando a otro que estaba muy muy lejos de mi, a él le puse Manuel, era verano y las noches un buen pretexto para escribir... por aquellos tiempos yo creía que el amor en una pareja era aquello que lo solucionaba todo, entendía por amor aquel embobamiento imbécil y creía también que uno para ser feliz no necesitaba más que ese amor... bueno, las cosas fueron cambiando, yo fui cambiando y la historia aquella fue cambiando, Clara dejó a Abel inesperadamente y se fue a vivir a otra ciudad donde conoció a Manuel que creyó entonces, era el amor de su vida, luego se da cuenta que no lo és, y existe otro, y se va, y así y así... me suena esa historia. Esa era mi historia, contada en entretenido si, esa era su gracia, porque en realidad como historia es bastante predecible y común. Durante todo ese tiempo que tuve esa historia, la escribía a pedazos, en distintos contextos, pero de cierta forma todos esos contextos respondían al mismo paradigma o a la misma forma de ver las cosas, el amor como amor de pareja. Resulta entonces ahora que cuando quise seguir con la historia no pude porque esa verdad había cambiado, no de forma abrupta, había ido cambiando de a poco, desde hace un año que empecé a creer que el amor de pareja no era realmente amor, que el amor es algo mucho más fuerte porque es por todos y para todos, distinguí que cariño y deseo son cosas muy distintas y que cometemos un tremendo error al confundirlas, al hacerle creer al otro que son lo mismo cuando sólo queremos cultivar el ego de sentirse deseado, no, definitivamente eso no era amor. Y mientras esa inquietud sobre el amor iba creciendo fue que me hiciste leer al che, y ahí entendí que la revolución es la verdadera expresión del amor, las parejas, los cariños, son cosas circunstanciales, van, vienen, se agotan y está bien, así tiene que ser, sin rencores, sin culpas, pero el amor no debe ser circunstancial sino transversal a nuestras vidas y a la historia, por eso el amor es la revolución, es revolucionario el que está dispuesto a dar la vida por el bienestar de los otros, que no necesita creer que con eso se ganará el cielo para hacerlo, lo hace simplemente porque se entiende en comunidad y no individualmente... y así empecé a pensar sobre el amor y me fui olvidando de Manuel, de Clara, de Andrés, de Abelito, me quedaba lejos ya mi historia quinceañera porque ahora los verbos se conjugan distinto, porque ahora ya no sólo es lo que pasa, sino lo que hizo que eso pasara y lo que pasó porque eso pasara, las cosas ya no son tan simples, o quizás son muchísimo más simples (una mezcla exquisita de ambas cosas), ahora el cariño y el deseo son cosas distintas, abrúptamente distintas, a uno lo quiero y al otro lo deseo... yo no sé si les importa, si les da lo mismo, quizás ni siquiera se lo han cuestionado, los hombres son envidiablemente simples (punto a favor para ellos) y tengo que buscar nuevos nombres, no puedo pedirle a Clara, Andrés y Manuel que cambien tanto, Abelito no necesita cambiar porque siempre ha sido un personaje del pasado y lo seguirá siendo, pero se me ocurre que la Clara es más feliz quedándose en su simpleza que con tanta cosa en la cabeza, entonces no quiero que cambie, pero tampoco puedo seguir escribiendo su historia, porque ya no existe más.
Se me acabaron las ganas de escribir, cambio y fuera.

2 comentarios:

  1. oye..no estoy de acuerdo...

    ¿cómo es eso q el cambio de verbos impide seguir contando la historia?

    no hay nada mejor que un vuelco en la trama, que a partir de un capitulo cambien los verbos, la conjugación de ideas..pero que en el fondo sigan develándose las contradicciones y sentimientos que acontecen en tus pequeños días...

    Que esto cambia la lógica de lo que escribes, por supuesto. pero, ¿acaso las historias están condenadas a mantener su misma esencia desde la primera página hasta la última?

    una serie de literatos latinoamericanos hicieron de su vida una sola lógica de escribir,una lógica que traspasaba a sus libros y se manifestaba de libro en libro, discurso en discurso de modo sublime; Gabriel Garcia Márquez es un fiel exponente de aquello....

    Pero luego vino otra generación de escritores, que rompieron con toda lógica: si antes toda una obra intelectual tenía la misma esencia; ahora en un solo libro emergían 2, 3 hasta diez lógicas distintas...

    me niego a que tu cambio de paradigma haga punto final en los enredos y reflexiones que simbolizas en tu blog, me niego pq lo disfruto, pq me hice la mala costumbre de leer tu blog más que a diario y así saber q ocurre por tus días que tanto has pensado, o no pensado en mi, en q tanto avanzas por el amor hacia todos que tu llamas revolución (y como yo también llamo así, por cierto)

    asi que clara: me niego a que abandones tus palabras. acepto el cambio de verbo, pero al fin de estos estoy dispuesto a enfrentarme con todas las armas disponibles... sin deseo q suene a amenaza, estoy dispuesto a mucho con tal q no dejes de seguir escribiendo sobre tus andanzas pues me quita la sonrisa cuando de descubro, de cuando en cuando, q entre lineas se vislumbra que fui yo el inspirador de un par de líneas...

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