cosas banales, horriblemente banales hablamos cuando te llamé... me hablaste de tu resfrío, del viaje en bus, del cumpleaños de tu primo, te hablé del otoño, del frío y de mis primos...
cuatro minutos hablando banalidades, a borbotónes, queriendo oírnos, queriendo tocarnos, queriendo nada, saber de tu existencia a 600 km de mi, saber que te pensaba en la fría, fría tarde sureña-otoñal
cuatro minutos en los que hubiese preferido besarte hasta no poder respirar, minutos, minutos así, colgar de tu beso como prende mi vida del universo, colgar de tu beso mi última esperanza, esa curtida, la incrédula... tus besos, tus manos, tu cuerpo, tus ojos, tu risa...
caminaría todo el día para llamarte... y sólo oírte reír

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