la elección de ser abstracta
de aferrarme a lo irreal, a lo imaginario
a los universos que no han sido ni serán
al maravilloso espacio que construye mi mente
donde tú, tú poeta, te acercas sigiloso en las noches de niebla
y me arrullas en un canto de cuna que me recuerda a mi abuela
la elección de no dejarse permear por la fría realidad
de hacer cada día un murallón a esta realidad
que se esfuerza en mostrar que esto no está tan bien como creemos
que nos recorre desde los pies a la cabeza
nos enfría el pensamiento
cada día pierdo la batalla de empezar temprano
o la gano y la pierdo al mismo tiempo en que en el reloj de control marca más allá de las 9:15
pierdo cada día que se hace de noche y no salí a correr
pierdo cada día que termino cansada, rendida, trapo
y me evado en esa otra abstracción que está en la lectura
imaginándome, poniéndole rostro a Andrés que se debate entre polaquita y Francois
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