viernes, agosto 18, 2006

nuestras manos (jueves 10)

tu mano estaba inquieta a menos de veinte centímetros de mi mano, mi mano tenía frío y jugaba a encontrar algo de calor en el bolsillo, de pronto salía de ahí apresurada para afirmar el cuaderno mientras la otra mano iba anotando tanta cosa que el señor de barba blanca hablaba. Tu mano ahora afirmaba tu cabeza y la otra jugaba con tu barba, en realidad la mano estaba en el mentón y ahí tomabas tus labios, lo sé muy bien porque te miraba de reojo todo el rato, entonces la mano tuya que afirmaba tu cabeza bajaba de pronto para apoyarse en la silla y la mano mía que estaba escondida en el bolsillo salía de ahí con cualquier excusa y se posaba a menos de diez centímetros de la tuya que movía los dedos nerviosos. Entonces de pronto nos quedamos mirando pero sin querer quedarnos mirando y nada, unas palabras mal balbuceadas y tu otra mano tratando de contener a esa que casi se escapa, yo entregándole a mi mano el cuaderno para que se ocupe de algo. Ellas morían de ganas de abrazarse y nosotros por alguna extraña razón que no busco comprender les dijimos que aún no era el tiempo...

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