El fama revisa la cartelera, anota en su agenda con tres días de anticipación la película que quiere ver, se pone la corbata nueva y llega al cine diez minutos antes de que empiece.
La esperanza pasa por fuera del cine, ve que la película que quiere ver la dieron el día anterior y se angustia. Sigue caminando
El cronopio llega al cine doce minutos tarde y para disgusto del fama se sienta a su lado, toma bebida y sorbetea.
En la mitad de la película el cronopio llora desconsoladamente porque se han muerto las hormigas. El fama indignado hace como que lo ignora, se ordena la corbata y se concentra en la película.
Cronopio indignadísimo por la muerte de las hormigas se va de la sala y pelea con el encargado de las entradas, que por supuesto es una esperanza, porque quiere su dinero de vuelta.
Esta última esperanza se angustia y le da el dinero al cronopio quien compra un helado de chocolate y vainilla y ríe.
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